OPINIÓN
20 de agosto de 2025
Una derrota esperada

Un viejo chiste cuenta sobre dos amigos que van juntos al cine. Uno de ellos ya vio la película y le dice a su amigo,
“A que el vaquero no entra al bar…”
El amigo que no había visto la película, le dice “No pienso apostar. Vos ya la viste”
Sin embargo, con sorpresa ven que el cowboy ingresa al bar, y al entrar le dan una paliza tremenda.
Desconcertado, lo mira a su amigo y le dice… “Yo vine ayer, y este tipo es un estúpido. Ayer le dieron la misma paliza. No va a aprender más…”
Los que desde afuera hemos visto la película de los últimos días podemos decir que a esa película ya la habíamos visto.
Por Luis Giachino.
Nuevamente vimos a todos los espacios políticos atomizar y, está vez, se han parado al borde de la extinción.
En la próxima elección, ocho frentes van a competir entre sí. Los que piensan lo mismo, divididos. Y los que piensan distintos, van a ir juntos.
Quienes fuimos parte de las elecciones del 2018, pensamos que jamás iba a repetirse ese tipo de escenario. Pero ha sido la soberbia, el ego y la incapacidad y ceguera política de los dirigentes, lo que hizo que vuelva a ocurrir.
Han apelado a la lógica de que la sumatoria de un pobre más un pobre, va a dar como resultado, un rico.
Todos van separados. Qué quiere que le diga.
Y así, con errores infantiles, amparándose en cuestiones principistas, nos ofrecen a los mendocinos, opciones, que solamente favorecen a los dos espacios en pugna y que se llevarán la mayoría de los votos.
En la pelea de fondo, ya sabemos quiénes serán los contrincantes. En este rincón, con su musculatura totalmente inflada, el devorador de esteroides y complejos nutricionales… LLA-CM. Y en el otro rincón, bien comido pero cinchando por un sánguche de milanesa, el PJ tradicional y los K. Unidos, pero no mucho.
La mayoría, por convicciones, por opciones, por descarte o por lo que sea, elegirá entre estas dos alternativas.
De todo lo demás, de esa extensa oferta del resto de los espacios, no hay mucho para decir. Seguramente, el partido verde será el espacio que más va a recolectar. Aunque muchos creen que el ausentismo tendrá un lugar de privilegio.
Y el resto, espacios parecidos y enfrentados, desbordados por la vanidad, sin voluntad de construir y a los manotazos para agarrar lo poco que va a quedar para disputar. Un porcentaje que es menos que nada. Resulta triste y gracioso ver cómo los deseos de los que van a desaparecer, les transforman la realidad y saborean un éxito, muy lejano a lo que va a suceder.
Todavía es muy temprano. Y lo que no se ve, no es fácil de comprender. Sin embargo en unos meses, asistiremos al final de muchos partidos políticos que, creyéndose importantes, van a quedar reducidos a números inmedibles.
Pero se va a dar una situación aún más grave. En la elección provincial de Buenos Aires, todo indica que el peronismo de Kicillof va a ganar. Y esto, que es una situación local de una provincia, será presentado como un desastre nacional, va a generar un nuevo relato tan poderoso que hasta podemos asistir a unos números cercanos al Balotaje del 23.
Tal como se presentan las cosas, LLA-CM, saldrán a mostrar que la terrible “amenaza Kuka” se va a llevar puesto al País. Van a desencadenar el delirio de persecución, se incentivará la tremenda votación paranoica hacia este espacio oficialista (nacional y provincial), en una provincia donde el Kirchnerismo no existe. Y todas las fuerzas del cielo se orientarán para que sea aplastado nuevamente.
Y mientras esto ocurra, los que aspiran a ser una tercera fuerza, los parecidos que van divididos y se están disputando el cien por cien de la nada, se habrán antropofagositado.
Cuando el cien por cien de los cargos legislativos provinciales y nacionales queden en manos de los de siempre, en una de esas, los antropófagos comiencen a cuestionar la estrategia de anteponer el ego al análisis de lo que está delante de todos pero se resisten a ver.
Y en una de esas, parados sobre los escombros del rancho demolido que hasta un rato antes veían como un palacio, empiezan a preguntarse “¿y esta vez, por qué perdimos?”.
Luis Giachino