OPINIÓN
21 de noviembre de 2025
No sos vos, soy yo

No sos vos, soy yo… Una frase simple, tan conocida y utilizada a la hora de desarmar vínculos de pareja, alguna vez sirvió hasta para titular una película muy divertida del cine argentino, con Peretti y Dopazo.
A través de la historia, pasando de un siglo a otro, y después a otro, entre todos los argumentos fáciles para terminar una relación amorosa, esa debe ser la frase más utilizada. “No sos vos, soy yo”. “Estoy confundido/a”. “No quiero hacerte daño”, y demás cursilerías que intentan anunciar y facilitar el espiante, cargando las culpas en las inseguridades propias. Porque si para salir del entuerto hay que poner cara de sufrimiento y simular interés en el bienestar de la contraparte, bien vale la pena un par de toneladas de humillaciones.
Por Luis Giachino
Que vivan los novios, que viva el amor
¿Y los amoríos políticos, tan pródigos de romances pre electorales, alianzas y uniones para toda la vida?
También. No sos vos. Soy yo. Más que nunca, soy yo.
Soy yo el que ganó. Soy yo el que fue votado. Soy yo el que recorrió, el que habló, el que estuvo. Y soy yo el que va a capitalizar todo lo que surja de “. Esos fugaces amores eternos” como escribió un Catalán. De este rejunte circunstancial. Porque, aún con aquellos espacios donde los resultados electorales fueron magros de votos, esos votos, cada uno de ellos, son todos míos.
Así interpretan el amor eterno los componentes de los frentes electorales que tanto nos divierten y angustian. Los que tanto nos hacen reír y llorar.
En estas primeras semanas post electorales, eso es lo que hemos visto en Mendoza. Muy evidente, expuesto y sobredimensionado. Espiante versión Extra Large.
Cornejo, seguramente quien mejor y antes que nadie entendió el juego de los escenarios de tercios, quien antes que nadie decidió sumar su parte con LLA, quien hizo la campaña en primera persona, puso su cara conocida entre las caras de candidatos desconocidos y fue el ganador indiscutido, resulta que, según los discursos de los últimos días, durante la campaña, fue poco menos que nada.
Porque si el resultado nacional fue tan abrumador, y si nadie está dispuesto a resignar ni reconocer nada, las nuevas expectativas son otras. Y ahora, pareciera que Cornejo fue un convidado de piedra.
Fue así como, primero Luis Petri, y luego Facundo Correa Llano, embriagados de triunfalismo libertario, salieron a pregonar que la victoria fue de Milei. Particularmente, de Milei en su versión Karina, el Jefe. O, para utilizar los términos del escándalo ANDIS, “KM”, según las anotaciones, cuadernos y audios filtrados.
Para propios y ajenos, el resultado sorpresivo de las elecciones, cambió fuertemente la lectura política nacional. Y los políticos que gambetean mejor que el Diego contra los ingleses, rápidamente se adaptan, metamorfosean y acomodan. Veremos en estos días el desfile de migraciones. Porque ni el más potente electroimán atrae tanto como un espacio político ganador y triunfalista.
Puestas las cosas de esta manera, sabiendo que los romances pre electorales, eternos e incorruptibles, duran hasta el día siguiente a las elecciones y ahí vemos cómo es el nuevo escenario, y sabiendo que de la lealtad a la traición hay solo un problema de interpretaciones, llega el momento de hacernos una pregunta…
¿Qué es lo que está en juego realmente ahora?
Lo que está ocurriendo es que ya se empezó a gestar el 2027. Puertas adentro de LLA ha empezado a aflorar una disputa grande. Tremenda. Y quien hasta hace un rato era un aliado externo necesario, está empezando a ser tratado como un estorbo. Digámoslo así… el mismo que leyó antes que nadie, interpretó correctamente y diseñó la estrategia provincial ganadora, está siendo descartado hasta por los más rudimentarios aprendices de estrategas.
Para dar una idea del estado de ánimo que el ninguneo ha generado en el círculo gubernamental provincial, diremos que si en las últimas semanas, Malargüe y el volcán Planchón-Peteroa han inquietado y preocupado por la actividad volcánica, será porque ningún vulcanólogo o geólogo se ha animado a pasar cerca del cuarto piso de la casa de gobierno. Allí la tierra verdaderamente brama, se zamarrea que parece una coctelera y las humaredas de azufre y cenizas han cargado la atmósfera de resentimientos, rencores y facturas que en algún momento serán cobradas.
Pero detrás de las bambalinas libertarias, tampoco nada es lo que parece. Porque lo que parece es que la afiliación de Luis Petri (ese muchacho que le marcó la cancha a Cornejo, le copó la interna radical, metió dos diputados de los cuatro elegidos para el sector y al día siguiente se desafilió para saltar a La Libertad Avanza), corrió el mismo destino que la ficha de afiliación de Hebe Casado. Duerme el sueño de los justos en el fondo de algún cajón del escritorio del misterioso Facundo Correa Llano (el mismo que logró que uno de los cuatro diputados nacionales electos represente a su sector). Y el Diputado Nacional y representante de Karina en estos pagos, mueve sus fichas con mucha más precisión que su boca. Ha empezado a dejar en claro que él quiere ser el candidato a Gobernador.
(Un paréntesis más. Si LLA-CM logró que entrarán 4 diputados nacionales de los 5 que se eligieron, y de esos 4, dos responden a Luis Petri y uno a Correa Llano, el triunfo de Cornejo se reduce a Pamela Verasay, la única diputada nacional recientemente electa que le responde)
Y así también, entre abrazos, zancadillas, puñaladas y besos, se desarrolla la convivencia de los presidentes provinciales de LLA. Sobre todo, en los banquetes, ágapes y tertulias que los reúnen en la ciudad de la furia, donde, entre ellos y con aspiraciones futurológicas, se tratan de “Sr. Gobernador”.
Esta gente no sabe lo que es estar aburrido. Son un parque de diversiones donde se desayuna con adrenalina. Un mundo de sensaciones. Acá no se divierte el que no quiere.
“Los votos son míos. No sos vos, soy yo el ganador”.
En los debates ideológicos, esos donde la filosofía ha iluminado el sendero y se ha definido el rumbo que tomó el destino de la patria, por ahora, es lo único que se escucha.
Luis Giachino









