DEL AMANECER ESPERANZADOR POR NATURALEZA A LA TRISTE REALIDAD DE LOS INVISIBLES
En el abrazo sereno del amanecer, cuando el sol derrama sus tonos dorados sobre los viñedos mendocinos, florece una frágil esperanza. Sin embargo, a medida que transcurre el día, este optimismo a menudo se marchita bajo el peso de la cruda realidad. Los ciudadanos invisibles —aquellos que se afanan en las sombras de la sociedad— experimentan una batalla constante entre la alegría fugaz y una tristeza abrumadora. Este contraste se acentúa especialmente al considerar las redes entrelazadas de inseguridad, corrupción política y conflictos económicos que azotan a Argentina. Por Ariel Alejandro Lareu Da Peña.


