Para producir “carne artificial”, “se requieren cantidades muy importantes de energía fósil”
Lo aseguró el titular de la OPIC, Juan José Grigera Naón, quien planteó, además, una cuestión aún no resuelta a nivel internacional: cómo deberían denominarse estos productos creados en laboratorio a partir de células madre extraídas de músculos de animales
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“Cuando hablamos de El titular de la OPIC añadió que muchos “se amparan dentro del paraguas de la carne con todas sus ventajas, propiedades y los atributos que conocemos, para presentar este producto originado en laboratorio que se está acelerando con el uso de hormonas y promotores de crecimiento”.Grigera Naón explicó a Chacra TV que los procesos que pueden durar un año y medio, como el engorde de un novillo en pasturas, o un tiempo más corto si fuese alimentado a corral, “se aceleran en estos productos y se logran en muy poco tiempo”. Pero, advirtió, “a ese producto no lo llamamos ´carne´. La Argentina, debe defender su forma de producir sin promotores de crecimiento y sin hormonas, que es un sello en el mundo”.Haciendo referencia a la comercialización de la carne artificial, su sostenibilidad y rentabilidad, explicó que “el productor desaparece, el negocio queda en manos de grandes compañías”, y agregó que, desde el punto de vista ambiental, “para lograr este producto se requieren cantidades muy importantes de energía fósil”.“Y eso -subraya el titular de la OPIC- es una gran contradicción, porque por un lado dicen que van a suplantar a la ganadería que, según ellos contamina, pero al mismo tiempo utilizan energía fósil, que vuelca dióxido de carbono a la atmósfera. Por el contrario, la ganadería tradicional, captura dióxido de carbono a la atmósfera”.Grigera Naón deja planteada una cuestión de nomenclatura que no resulta menor: ¿cómo denominar a un alimento que se produce cultivando células de animales en un laboratorio? ¿Deberíamos hablar de “bife” o “hamburguesa” deSin dudas, no es sólo una cuestión semántica. De hecho, la Organización para las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha señalado que “la terminología desempeña un papel fundamental en el proceso destinado a garantizar que los alimentos sean inocuos”, y agrega que “la cuestión de la nomenclatura es uno de los problemas que se plantean a medida que la humanidad intensifica la búsqueda de nuevas formas de proteínas”.
En ese contexto, la FAO analizó una serie de nombres acuñados en los últimos tiempos: Takeuchi, explicó que, aunque no se estableció una denominación oficial para el producto, la mejor opción sería la de “alimentos derivados de cultivos celulares”.