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GENTE

2 de mayo de 2023

ARA Crucero General Belgrano, honor y gloria, recuerdo eterno.

Durante la madrugada del domingo 2 de mayo la Flota de Mar de la Armada Argentina se encontraba prácticamente en su totalidad navegando aguas del Atlántico Sur en busca de la flota enemiga. Alejandro Signorelli es investigador de la guerra del Atlántico Sur.

Había tres grupos de buques, dos grupos se encontraban al oroeste de las Islas, uno compuesto por el Portaviones ARA 25 de Mayo y sus escoltas, y el otro por las corbetas conocidas como “las francesas”, armadas con misiles de superficie Exocet. El tercer grupo se encontraba al suroeste de las islas y estaba formado por el Crucero ARA General Belgrano, los destructores ARA Bouchard y ARA Piedrabuena y el petrolero Pto Rosales).

El ataque planeado para esa madrugada estaba compuesto por el disparo de al menos 12 misiles de superficie Exocet desde las corbetas, seguido del ataque aéreo de seis A4-Q Skyhawk de la Aviación Naval embarcados en el Portaviones ARA 25 de Mayo, y luego el fuego naval que pudieran dar todas las unidades involucradas.

Debido a una combinación de factores climáticos, tácticos y diplomáticos, el ataque perdió su factor sorpresa y debió suspenderse.
Mientras todo esto ocurría, el submarino de propulsión nuclear británico HMS Conqueror llevaba varios días patrullando la zona, y desde el 30 de abril había detectado al grupo de buques GT 79.3 (ARA Gral. Belgrano, Piedrabuena, Bouchard y el Pto Rosales). Los submarinos nucleares no reportaban al Comandante de la flota, sino directamente a su base en Northwood, cerca de Londres, mediante comunicaciones satelitales programadas con frecuencia diaria.

Luego de seguirlos por dos días, ya con rumbo oeste, poco antes de las 16h del 2 de mayo, el enlace satelital con Northwood transportó la orden de iniciar el procedimiento de ataque, con el objetivo de hundir al crucero ARA General Belgrano. A las 16:02h el Capitan Wreford-Brown ordenó el disparo de tres torpedos MK8. Dos de ellos impactaron en el centro y en la sección de proa del ARA Gral. Belgrano, y el restante se cree que impactó sin explotar en el ARA Bouchard.  Para las 16:05h se dió la orden de zafarrancho de siniestro ya que el buque se encontraba sin electricidad, había gran número de muertos (luego se estimó que el primer torpedo mató a 274 tripulantes) y comenzó a escorar levemente a babor.

Acto seguido unos 12 metros de proa se desprendieron. A las 16:10h escoraba a babor a razón de 1° por minuto y el casco comenzaba a hundirse lentamente. Se comenzó el lanzamiento de las balsas al agua y a las 16:23h el Comandante Héctor Bonzo ordenó abandonar la nave.

A las 16:50h la escora era de 60° y a las 17h, en medio de una fuerte tormenta, ya sin nadie a bordo (Bonzo y un marinero fueron los últimos en abandonarlo) se hundió suavemente sin arrastrar a ninguna balsa al fondo del mar.  Desde ese momento, ya casi sin luz natural y en medio de una tormenta, los sobrevivientes que habían logrado alcanzar las balsas comenzaron otra etapa de su
periplo, debiendo lidiar con la incertidumbre, el frío y muchos con sus heridas.

El rescate: Horas después de su hundimiento y ya superado el shock por la noticia, todo el sistema de búsqueda y rescate de la Armada se puso en marcha para intentar comprobar si había algún sobreviviente. Los destructores ARA Bouchard y ARA Piedrabuena, junto con el Aviso ARA Gurruchaga y el ARA Bahía Paraíso comenzaron la búsqueda tratando de estimar por las corrientes marinas y los vientos, el posible rumbo y posición de las balsas. Desde las 23:30h de ese mismo día un avión Neptune de la Aviación Naval, el 2-P- 112, despegó desde Río Grande para brindar apoyo.

CROQUIS DE LAS ACCIONES DE BÚSQUEDA Y RESCATE.
FOTO: FOROACTIVO.COM

El ARA Piedrabuena comandaba la búsqueda, que se hacía bajo condiciones meteorológicas muy difíciles a causa del temporal. El Neptune volaba a 120 mts de altura para lograr algo de visibilidad y lanzaba bengalas, pero esa noche no hubo resultados positivos.

Este avión aterrizó a las 06:30h del 3 de mayo, y 15 minutos antes otro Neptune, el 2-P-111 despegó para relevarlo. A las 09:20h este avión detectó una mancha de aceite de grandes dimensiones, por lo que informó su ubicación, actualizando datos para el área de búsqueda.

A las 09:30h el Neptune avistó un posible submarino, por lo que lanzó una sonoboya para escuchar y confirmar el contacto. Como la prioridad era encontrar las balsas, continuó la búsqueda a pesar de la sospecha de haber avistado al HMS Conqueror.

EL AVIÓN LOCKHEED NEPTUNE 2-P-111. FOTO: HISTARMAR.COM.AR

A las 09:55h el 2-P-111 hizo contacto radial con una de las balsas. Los sobrevivientes estimaban su posición a 130 millas de la Isla de los Estados por lo que otro avión, un B200, el 4-G-44 partió de Río Grande para sumarse a la búsqueda. Durante las siguientes dos horas, tanto el Piedrabuena como el Gurruchaga lograron establecer contacto radial con otras balsas, comenzando a
confluir hacia su posible ubicación.

Tanto el Neptune 2-P-111, como el B200 4-G-44 comenzaron a ver grupos de balsas y lanzaron señales humeantes para ayudar a marcar su ubicación. Ambos aviones regresaron a Río grande, a las 14:30h el B200 y a las 15:45h el Neptune, al borde de su reserva de combustible.

Aproximadamente a las 17h del 3 de mayo, los buques ARA Piedrabuena, ARA Bouchard y ARA Gurruchaga entraron en contacto directo con los primeros grupos de balsas, y casi ya sin luz natural comenzaron el rescate de los primeros sobrevivientes. Como el ARA General Belgrano quedó sin energía eléctrica y sin comunicaciones luego de los impactos, recién ante el rescate de los primeros náufragos se comenzó a saber los detalles del ataque con torpedos.

Esa tarde se aceptó también la ayuda del buque poler chileno ARCH Piloto Pardo y durante la noche se unió a las tareas de rescate el ARA Bahía Paraíso. Las tareas de recuperación de sobrevivientes y cadáveres, como también de balsas vacías continuó durante tres días más, con el constante apoyo aéreo de aviones Neptune y Orion de la Armada.

El día 4 de mayo, el Neptune 2-P-112 despegó en misión de reconocimiento y detectó un grupo de buques británicos. Esta posición informada por el Neptune posibilitó el posterior ataque ese mismo día, en el que dos aviones Super Etendard lanzaron sus misiles Exocet impactando en el destructor clase 42 HMS Sheffield y provocando su posterior hundimiento.

La operación de búsqueda y rescate llevada a cabo por los buques ARA Pidrabuena, ARA Bouchard, ARA Gurruchaga, ARA Bahía Paraíso y el buque polar chileno ARCH Piloto Pardo lograron rescatar con vida a 770 náufragos, de los 1.093 tripulantes. A las 22:35h del 7 de mayo se dio por concluida la búsqueda, siendo el saldo del hundimiento del ARA General Belgrano, 323 marinos muertos.

Junto con el Crucero General Belgrano y sus marinos muertos, el plan de paz del Presidente del Perú Fernando Belaúnde Terry también se fue a pique. El hundimiento del Belgrano suscita opiniones encontradas y polémicas acerca de si fue un crimen de guerra por encontrarse fuera de la zona de exclusión declarada unilateralmente por los británicos cuando fue atacado. Las comunicaciones directas del Conqueror con su comando en Londres permite pensar que la orden directa de hundirlo tuvo fines mas ligados a la estrategia, que a la táctica.

Haya sido un crimen de guerra, o un acto de guerra, sus 1.093 tripulantes soportaron el ataque y hoy merecen ser recordados, muy en especial, los 323 que no volvieron.

* Lic. Alejandro Signorelli, Investigador de la Guerra del Atlántico Sur.

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