Miércoles 16 de Abril de 2025

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OPINIÓN

14 de abril de 2025

El manifiesto de los magnates. Donald Trump al gobierno, Elon Musk al poder

El abuelo materno del magnate Elon Musk, se llamaba Joshua Heldeman. De profesión quiropráctico también participó en política. Nació en EEUU, emigró a Canadá y luego a Sudáfrica. Militó para un partido llamado «Movimiento Tecnocrático» en la década de 1930.

Básicamente proponían crear una tecnocracia, donde los políticos y los trabajadores serían reemplazados por técnicos y por máquinas respectivamente, bajo la misma narrativa ambientalista de la izquierda internacional de eliminar los desechos y contaminación (aunque para ellos son gastos o pérdidas) y proponiendo que América del Norte fuera altamente productiva mediante el uso de la tecnología y la ciencia.
Por Ariel Valloud

Pero acá no termina todo, porque cuando mencionamos América del Norte, es literal y mucho más. Este movimiento en el que participó el abuelo materno de Musk, proponía unir todo América del Norte, hasta el canal de Panamá, pasando por parte del norte del territorio de América del Sur (Venezuela) y adivinen qué, también querían anexar Groenlandia, lo tan anunciado por Donald Trump y que ha provocado risas en todo el mundo.

Parece que Donald Trump ha estado siempre muy corto de creatividad, pero con mucha capacidad de copia. Sólo con algunas medidas sueltas, como la inmigración y eliminar impuestos para el beneficio de los ricos y no mucho más. El resto de las medidas del presidente de EEUU, son todas contestatarias al Partido Demócrata. Incluso hasta los lemas políticos de campaña de Trump, como «Make America Great Again» fue usado por Reagan y «America First», usado por el presidente Warren G. Harding allá en el lejano 1920. Ni siquiera eso inventó.

Parece que Trump lleva adelante el manifiesto del Movimiento Tecnocrático en el que participó el abuelo de Musk y que es impulsado por su nieto el actual Elon, esto es, un afán desmedido de expansionismo, muy similar a lo que proponía Hitler con el principio de «espacio vital” o Lebensraum: una expansión territorial de Alemania en Europa Central y Europa del Este.

Parece que Trump llegó al gobierno, pero el poder es ejercido por Musk y muchos otros adinerados de EEUU.

Puede parecer un chiste, pero no lo es. Los robots (humanoides) están para reemplazar a los seres humanos, y mucho más.

Pocos analizan que la IA, y la tecnocracia que impulsa Elon Musk, es mucho más que un arma (arma impropia). No es una tecnología que será usada para ayudar a la humanidad. Claro, podrá ser utilizada de esa manera durante intervalos necesarios, pero por supuesto, al final del camino, no será así. Es un camino sin retorno.

Los robots de Musk o de cualquier otro magnate, ponemos este señor sólo por dar un ejemplo, vienen a reemplazar a los trabajadores, de eso no cabe ninguna duda. 

Y con esta agenda 2030, implementada por Trump a pasos acelerados, viene toda esa narrativa mediática de comparar a los robots con los trabajadores, por supuesto, siempre en detrimento de las capacidades de éstos últimos. Según esta narrativa, el trabajador (humano) no es capaz para cumplimentar los caprichos de producción de los magnates como Musk, Bezos, Adelson, Zuckerberg, Buffet, entre otros, (este último que dicho sea de paso, invierte en publicidad en un pasquín de Youtube chupamedias de Trump que retransmite sus discursos llamado RSBN).

La idea de estos magnates, es crear un “West World” (serie televisiva distópica), llevando adelante un capitalismo tecnocrático, es decir, un sistema gobernado por ellos y administrado por técnicos informáticos y científicos, donde ya no hay elecciones libres, o lo que es lo mismo, sólo hay elecciones como cortinas de humo, como ya sucede en la actualidad, las cuales son altamente condicionadas por el financiamiento de los mismos magnates, que incluso poseen hasta los medios de comunicación, incluidas las redes sociales utilizadas para inducir el voto, con el objetivo de dar legitimidad a sus gobiernos con el voto ciego de los pueblos, a la más feroz dictadura.

De esta manera, con el brazo armado híbrido de la tecnología, los magnates implementarán un sistema de puntaje social y crediticio, como ya sucede en China y en otras regiones del planeta.

Esta dictadura, se implementa mediante la enorme recolección de datos personales de uso y descarte, de todos y cada uno de los seres humanos que habitan el planeta, llamado “big data” (a través de las redes sociales y el continuo monitoreo de internet) para posteriormente ser analizados y dotar de “pensamiento” o “inteligencia” a una computadora (Inteligencia Artificial) a través de algoritmos, dicho sea de paso, en muchos casos programados con mano de obra inmigrante en EEUU, principalmente de la India y otros países, con pago de salarios rayanos con el hambre. Para eso los magnates sí quieren la inmigración abierta con la visa H-1B.

De esta manera, el robot podrá, continuando con la narrativa contra humana mencionada arriba, almacenar mucha mayor cantidad de datos que los trabajadores, será más eficiente, «con más memoria», no se cansará por trabajar las 24 horas, no habrá que pagarle, ni salarios, ni vacaciones, ni aguinaldos, ni jubilación, ni cobertura médica, en todo caso se lo reemplaza por otro y listo. Todo en nombre de la eficiencia y la productividad.

La cultura del descarte que propone la tecnocracia, es el reemplazo de los trabajadores por los robots a los cuales, como burla directa, les darán aspecto humano, incluso cometiendo el delito de suplantación de identidad. Para eso sirve la recolección de imágenes y de datos biométricos a través de los celulares. Por eso los medios de comunicación hacen propaganda de aplicaciones que te «muestran de viejo» a las personas, entre otras estrategias «digitales».

Sólo conservarán su empleo aquellos trabajadores que sean útiles y funcionales para los mandatos de los magnates, como técnicos, programadores o científicos. El resto es descarte y reemplazo por máquinas, o como le llaman ellos “robots humanoides”. Quizás quieren emular que hay algo con aspecto de trabajador humano cerca de ellos para seguir sintiendo que están explotando a alguien.

Por supuesto que esta agenda la lleva adelante Donald Trump bajo un falso patriotismo, el cual sólo tiene que ver con un optimismo tóxico y totalmente engañoso para su pueblo o en todo caso, extremadamente lesivo para el resto del mundo, con un chauvinismo como pocas veces se ha visto. 

Esta narrativa de este falso patriotismo, es que “las otras naciones son inferiores a la nuestra”, o como dijo Trump: “nosotros no necesitamos al mundo, el mundo nos necesita a nosotros”. ¡Qué humildad!.

La tecnocracia de los magnates, una nueva forma de ultra dictadura chauvinista productiva comunista, pero vestida de libertad. 

El libre mercado no existe, está gobernado por magnates. El magnate, junto al sistema financiero que los respalda, crea su ciclo económico donde tiran las “redes de pesca” volcando dinero al circuito económico y luego en determinado momento, retraen la red de pesca y retiran ese dinero. Es allí cuando devienen las crisis económicas. A los pueblos les quedan las deudas y a ellos todo el dinero.

Por supuesto que esto es una descripción sucinta y básica. Hay mecanismos intermedios muy aceitados como ininteligibles, donde estructuras, financiamientos y organizaciones intermedias hacen las veces del “idiota útil”, con complicidades, con conveniencias o también con necesidades en muchos casos, para que este sistema piramidal logre sus objetivos.

Más “eficiencia”

Pero a ese sistema le quieren dar más eficiencia. 

Como ya sucede, quieren gobiernos cortos, no más de cuatro años con funcionarios y presidentes fusibles que son ultra funcionales a dicha agenda. Si no hay gobiernos cortos, hay gobiernos bipartidistas intercalados cada cuatro años. El falso y perfecto cuento de simulación de oposición política. Disidencia política controlada.

El paso siguiente: la eficiencia, ¿y cómo se logra esto?: con el fin de la ley. Sí, no más Constitución Nacional, ni leyes. Pero incluso y más allá, con el fin de las costumbres humanas ¿Cómo? 

Respuesta: sí, la nueva ley es el algoritmo computacional, con el puntaje de crédito social, mediante el aprisionamiento extorsivo del transhumanismo, mediante la nanotecnología (y no tan “nano” como parece), y el dinero electrónico. Para el dinero electrónico, no es novedad que ya han logrado almacenar criptomonedas en el ADN humano. 

Internet de las cosas, incluido el ser humano

No es novedad que todos los electrodomésticos, automóviles, casas e infraestructuras de los países, estarán todas conectadas y medidas en internet. Esto también incluye a los seres humanos. No es una broma.  

Es que es tanto el afán de control esclavista, que ellos incluso quieren conectar el cerebro humano a la computadora, a la big data y a la IA.  Lo vienen anunciando desde hace décadas.

Los magnates tecnológicos invierten mucho en investigación para traducir los pensamientos humanos a bits computacionales y almacenarlos para que sean “interpretados” o “pensados” por la Inteligencia Artificial. 

Pero no vayamos muy lejos, no hacen falta cables para conectar el cerebro a una computadora. Con la red Wifi y las posteriores redes 5g y 6g es posible, también con infrarrojo, incluso, satelitalmente. 

De esta manera, quieren crear una tecno-telepatía donde en un futuro, dejará de existir la charla de voz tradicional, para pasar a un mensajeo de “Whatsapp” telepático, el cual estará 24×365 monitoreado.

La pregunta del millón es ¿qué tan lejos estamos del control del pensamiento?. Y cuando decimos control decimos no sólo censura, sino también, inducción o implantación de pensamientos, para cambiar la percepción y peor aún, inducir conductas, empezando por asesinatos hasta suicidios colectivos, en el peor de los escenarios.

Insertar un pensamiento en cualquier ciudadano del mundo, sería lo mismo que insertar un registro en una base de datos. Sólo con apretar un botón o dar una orden automática por un algoritmo, todo, según la conveniencia del “manifiesto de los magnates”.

Sin embargo, aquí no termina todo. La IA como arma, puede usarse de muchas formas. Toda la vida estará monitoreada y regida por ella. 

El «manifiesto de lo magnates» que representa también el manifiesto financiero piramidal, y su dinero electrónico almacenado en el cuerpo humano, creará a partir de la cultura transhumanista, el ”smart citizen wallet” (la billetera ciudadana inteligente) como ya sucede en una región de Italia, que utiliza el puntaje de crédito social, midiendo la reputación, como lo hace una empresa nacida en Argentina también, un mecanismo de puntuación similar al chino que permite recibir puntos digitales si se demuestra “comportamiento virtuoso”.

Así pues, cuanto mejor ciudadano uno sea, más puntos y beneficios tendrá y podrá acceder a descuentos o adquirir ciertos productos.

La nueva pregunta del millón es: cuál será el decálogo de “ciudadano virtuoso”. ¿Qué conductas y pensamientos recibirán condecoración y premios y cuáles serán castigados?

Respuesta: serán premiados todos aquellos comportamientos y pensamientos, que sean funcionales y den beneficios al manifiesto de los magnates. Cualquier otro pensamiento o conducta, será considerado o terrorista, o nazi, o fascista, o antisemita, o comunista o simplemente “ciudadano con mala reputación”, el cual de mínima podrá ser objeto de descarte, pasando por ser pasible de prisión o internación o llegando incluso a la pena de muerte de máxima.

Demás está decir que los ciudadanos con “mala reputación” o “bajo puntaje social”, no tendrán ningún derecho, ni de consumo, ni a la vivienda, ni al trabajo, ni acceso a la justicia y ni siquiera de libre tránsito. Claro, esta agenda se llevará adelante de forma gradual y con intervalos. “Un tire y afloje”.

Esta distopía que ya se vive en varios aspectos en el presente, no termina en esos escenarios. En nuestro planeta existe una enorme injusticia y desigualdad social. Muy poca cantidad de personas concentran toda la riqueza del planeta. El resto sólo corre en la “cinta de la rata”, día tras día, esperando que en algún momento la situación mejore. Ello nunca ocurrirá.

Pasando por la manipulación del clima que posibilitará a gobiernos funcionales al “manifiesto de los magnates”, decretar encierros y cuarentenas por posibles desastres naturales (símil covid19), como ya sucede en España, todo bajo una narrativa de “cambio climático», y a partir del puntaje de crédito social, con la IA, la bigdata, el transhumanismo, el robot humanoide en reemplazo de los trabajadores; todo ello, posibilitará controlar a los pueblos mediante políticas de tenazas asfixiantes. La asfixia de esta tenaza será entre: cumplir con los deseos de lo que no se tiene, pasando por el miedo a perder lo que se tiene, y con el FOMO (miedo a quedar afuera), toda una estrategia creada ad hoc por el manifiesto de los magnates e impulsada por los medios tradicionales de comunicación y las redes sociales, también propiedad de los propios magnates.

¿Pero esto va aún más allá, qué ocurrirá cuando los magnates se peleen entre sí, para el reparto de la torta de mercado?

Recordemos que entre bueyes nunca hay cornadas. Las corneadas sangrientas en la economía siempre las paga el pueblo indefenso que es el eslabón más débil de la cadena.

En esta “competencia” entre bueyes magnates, ¿qué tan lejos estarán de utilizar la IA, la big data, el transhumanismo, la conexión del ser humano con dinero almacenado en su propio ADN a internet y otras variantes, para inducir conductas en la población?

¿Qué tan lejos está la población de ser carne de cañón de la IA?, cuya narrativa mediática consta de dotarla de autonomía inteligible. Según esta narrativa, la IA sería una especie de ente autónomo que se maneja y decida por sí sola. Nada más falso.

¿Qué tan lejos estamos de que un magnate de la tecnocracia, enojado con otro por la competencia de mercado, induzca pensamientos sobre determinados simpatizantes de otro competidor o político, o decida  no dar puntos de crédito social, ya que determinada franja de población,  es simpatizante de determinado candidato político a elecciones?

Mucho poder en pocas manos es un peligro incluso para el planeta entero.

Torcer el rumbo al precipicio del mundo con la filosofía humanista peronista.

Toda esta agenda descrita, es inhumana per sé. Y todo lo inhumano, es enemigo del peronismo. Pero el peronismo no busca enemigos. El peronismo es paz, amor y respeto por el ser humano.

Lo que no entienden los magnates, es que el trabajo, es un servicio a la comunidad. Es un intercambio de saberes, es la felicidad del relacionamiento comunitario en la que todos se sientan incluidos. El trabajo es un simple compartir. Esa es la verdadera riqueza.

Sin embargo, el trabajo para ellos es un elemento de la competencia. Significa ganar y destruir al otro. Para ellos el trabajo significa un gasto. A los magnates no les interesan los trabajadores, porque los ven como un obstáculo en su competencia por obtener más riquezas y control sobre las poblaciones del mundo. Para los magnates, el trabajo sólo se mide por los resultados y el dinero que costó. 

Como peronistas, no estamos para hacer historicismo o sólo análisis paralizante. No queremos vivir en el pasado. No queremos más anacronismo, pues el anacronismo es un síntoma de descomposición moral. Trump y Musk son anacrónicos y reaccionarios, sólo por citar un ejemplo de actualidad. La generación de magnates del siglo XX son eso. 

No queremos ser parte del «movimiento reaccionario», donde todos están vanagloriando y conformándose con un pasado que ya no existe, que genera debates políticos estériles. No queremos al movimiento anacrónico, ni al movimiento reaccionario. No queremos al «movimiento futuro» trayendo el pasado al presente. Si seguimos por ese camino, sin mirar el presente o peor aún, mirando un falso futuro prometedor y peleándonos por nimiedades, luchas intestinas cuya única causa es el “vedetismo” político y las ambiciones narcisistas, todo ello nos llevará al mismo precipicio por el que están cayendo las supuestas naciones de un supuesto «primer mundo».

Propuesta: “tecnología al servicio del hombre y no el hombre esclavo al servicio de la tecnología”. 

Conocida es nuestra bandera peronista donde el General Perón explicara que “la economía debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía. Eso quiere decir que la economía debe estar al servicio del ser humano, claramente. Y no el hombre al servicio de las variables económicas, como un esclavo. La política debe marcar el rumbo de la economía”.

Aquí decimos pues que podríamos reemplazar simplemente la palabra economía por tecnología. 

Nosotros decimos que “la tecnología debe estar al servicio del hombre y no el hombre como un esclavo al servicio de la tecnología”.

Claramente, la tecnología puede aportar muchas mejoras y bienestar al a humanidad, como así también muchos aportes en todas las ramas del conocimiento, sin embargo, si no se la sabe administrar, si está concentrada en pocas manos, y no está en manos de los trabajadores, ella deviene entre otro males, en la tecno-buro-cracia, un sistema excluyente y sectario, injusto, impersonal, frío y por sobre todo, inhumano.

Debajo de la tecnocracia se concentran los intereses non sanctos, de unos pocos, que con el manual del manifiesto de los magnates, salen a gritar principios de una falsa libertad y de una falsa eficiencia, con un extremo afán codicioso, todo en detrimento de los seres humanos del mundo en su derecho a vivir libres, con justicia y soberanía.

 

El peronismo y la humanidad, triunfarán.   Ariel Valloud

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