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25 de septiembre de 2024
Ser positivo: 3 formas de ver el vaso medio lleno.
La psicología positiva es la rama que estudia cómo los seres humanos pueden ser positivos y más felices. Según sus estudios, se puede conseguir trabajando 3 aspectos de tu vida.
Primero de todo, ¿qué es ser positivo? Según el diccionario de la Real Academia Española, es aquella persona optimista inclinada a ver el aspecto favorable de las cosas. Una definición sencilla, ¿verdad? Pero realmente, las consecuencias de tener este tipo de actitud ante la vida son más profundas de lo que podemos creer.
No hablamos de verlo todo color de rosa o de ser ingenuo ante la realidad y pensar que todo es bueno a nuestro alrededor, sino de darle más peso y valor a lo positivo a la hora de ver el mundo, siendo consciente de que existen las partes oscuras.
El poder de la psicología positiva
Científicamente, el primero en darle valor y forma al poder de los pensamientos positivos fue Martin Seligman, el pionero de la conocida como psicología positiva. Basándose en la literatura anterior de otros psicólogos como Maslow, el objetivo de Seligman era enseñar a las personas a ser más felices, pues de la misma manera en la que se clasifican las enfermedades mentales, también se pueden categorizar y estudiar las formas de alcanzar la felicidad.
“La vida inflige los mismos contratiempos y tragedias tanto en el optimista como en el pesimista, pero el optimista las resiste mejor”, Martin Seligman.
En este sentido, la psicología positiva es la parte de la psicología que estudia las experiencias positivas, los rasgos de personalidad positivos, los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas y las instituciones que promueven su desarrollo.
Y uno de los hallazgos más importantes de esta rama de la psicología fue descubrir que el sentimiento de felicidad y bienestar es bastante estable a lo largo de la vida de una persona y que es independiente del contexto en el que vive, muy probablemente porque ser positivo es algo que en parte se hereda. Según Seligman, ese nivel de felicidad se puede modificar por ciertas circunstancias positivas que nos sucedan, pero luego tiende a volver a su nivel base.
Sin embargo, esto no quiere decir que una persona no pueda aprender a ser positivo, pues según Seligman, por un lado está el temperamento y, por otro, las fortalezas de carácter. El temperamento es la manera innata en la que una persona reacciona y se enfrenta a una situación determinada, siendo uno de los factores más importantes en los niveles de experiencias positivas que una persona va a vivir.
Las fortalezas de carácter, por su parte, son características psicológicas de cada individuo que favorecen su bienestar y su éxito en la vida. Se pueden cultivar y mejorar. De ellas, hablaremos en el siguiente apartado.
¿Cómo ser más positivo? Las 3 dimensiones clave de la felicidad
Seligman descubrió que la felicidad puede trabajarse cultivando tres dimensiones concretas.
Una es el placer, entendido como una vida que contenga emociones positivas y duraderas. Para ello, además, de cubrir las necesidades básicas, es importante mantener en equilibrio nuestro pasado, presente y futuro. ¿Cómo? Seligman propone ser agradecido con lo sucedido en el pasado y saber perdonar, saber lidiar con las emociones negativas del presente y mirar al futuro con esperanza.
Otra es construir una vida buena. En la psicología positiva esto no va de la mano de riqueza, éxito social o poder, sino más bien de sentirse pleno y ser más libre. Y es aquí donde entran las fortalezas de carácter. En total hay 24 que se engloban en 6 áreas de virtud que se pueden trabajar:
- Sabiduría y conocimiento: consiste en buscar y compartir el conocimiento con otros.
- Coraje: se basa en alcanzar nuestros objetivos pese a las dificultades.
- Humanidad: es crear relaciones interpersonales de afecto y cuidado.
- Justicia: consiste en respetar y entender las normas éticas y morales.
- Moderación: acto de protegernos frente a posibles excesos.
- Trascendencia: conectar con lo que nos rodea y dotar de sentido a la vida.
- Por último, Seligman propone el cultivo del altruismo y la bondad como el acto de ponernos al servicio de lo que nos rodea.
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Aunque esta rama de la psicología se ha visto afectada por modas actuales como los manuales de autoayuda sin base científica, los mensajes de “todos los sueños son posibles” y la idea de que hay que estar siempre feliz (más propias del pensamiento positivo), la realidad es que es una rama como muchas otras que cuenta con estudios empíricos que la respaldan.