27 de agosto de 2024
Sufrió un duro accidente, le amputaron el brazo derecho y hoy representará a Argentina en París 2024: la historia de resiliencia de Juan Samorano
El para-taekwondista atravesó obstáculos físicos y mentales tras el choque que marcó su vida a los 23 años. Pero encontró un refugio en el deporte y disputará sus segundos Juegos Paralímpicos
“En el momento del accidente tenía 23 años. Yo trabajaba en la vía pública arriba de una camioneta. Pegaba afiches y hacía las carteleras de los paneles que estaban al costado de las autopistas. Ese día, mi compañero que manejaba se quedó dormido porque veníamos de mucho trabajo. Chocamos en Liniers contra un guardarrail”, explica sobre el accidente que protagonizó en 2007 y que marcó un antes y un después en su vida.
Pero eso era sólo una mínima parte de lo que tuvo que atravesar. Las dificultades físicas pasaron a un segundo plano en relación con la parte mental: “Lo que me pasó me tiró muy abajo. Se me empezaron a cerrar un montón de puertas, se me cayó el mundo abajo en un segundo. Buscaba trabajo y no me lo daban por la parte estética o porque nadie se quería arriesgar a tener a una persona discapacitada trabajando. Mi pareja había quedado embarazada y teníamos que rebuscarnos la vida como podíamos para mantener a una criatura. Psicológicamente eso me tiró para atrás, estaba en la calle de acá para allá. Fue muy duro”.
En cuanto a lo estético, el taekwondista de 42 años confiesa que estuvo mucho tiempo encerrado en su casa: “No quería salir. No quería que nadie me viera, ni quería mirarme en un espejo. Era como que lo negaba, me escondía todo el tiempo. Hasta que aparecieron mis amigos. Pude empezar a volver a salir gracias a ellos que me venían a buscar. Mi familia lo mismo, pero yo necesitaba de ellos porque la familia siempre te va a dar contención. Necesitaba tener esa contención de personas de afuera, ajenas a mi familia y a mi casa, pensá que yo tenía 23 años, era un pibe”.
Fue entonces cuando sucedió lo inesperado. En medio de ese proceso de aceptación, Juan se topó sin pensarlo con el taekwondo. Después de superar esa barrera y salir nuevamente al mundo, en una de sus caminatas, hubo algo que le llamó la atención: “Nunca imaginé que iba a meterme en este deporte. Estaba caminando por una avenida y empecé a escuchar gritos que venían desde un salón que estaba arriba de un local. No sabía ni lo que había, pero el ser chusma me llevó a subir las escaleras y ver qué estaba pasando. Ese fue mi primer contacto con mi profesor, hoy mi entrenador personal, Eduardo Guzmán, y los chicos. Los vi entrenando, haciendo taekwondo y ahí arrancó mi historia deportiva”.“Me ayudó mucho enfrentarme a ellos, hasta me siento más cómodo peleando con un convencional. A la hora de prepararme para los torneos, siempre pedía entrenar con convencionales porque son más complicados, pero eso me da más chances. Saber que si a ellos les meto dos o tres puntos, a los para-taekwondistas podría hacerles 10″, considera.
Su crecimiento dentro del deporte fue a pasos agigantados, al punto que para 2019 se adueñó de la categoría en los clasificatorios de República Dominicana para los Parapanamericanos de Lima: “Me fue muy bien en ese torneo. Fui progresando de a poco pero cada vez más. Mi entrenador y mis compañeros siempre me ayudaron en el proceso. Ya en Perú me quedé con la medalla de bronce, que me dio la llave para los clasificatorios de Tokio en Costa Rica. Ahí ganamos la plaza, salí primero y fui a mis primeros Juegos Paralímpicos”.En Tokio fue el debut del para-taekwondo y, gracias a Juan Samorano, Argentina tuvo su representante. “Fue único. Lo viví con muchos nervios y tensión. No tenía idea de lo que era estar en una villa paralímpica, ver tantos deportistas y estar rodeado de tanta gente. Más allá de la pandemia, fue hermoso”, recuerda Juan, que se quedó con la medalla de bronce en una pelea épica que resolvió con una patada a dos segundos del final.Para los Juegos Paralímpicos 2024, Samorano competirá con 42 años. Sin embargo, reconoce que la edad no es un problema: “Para mí no tiene nada que ver. Si uno sabe mantenerse con un nutricionista y con ejercicios, la edad no influye. El para-taekwondo no tiene un tope de edad, lo hacés hasta que decís ‘basta’. Por el momento la edad no es un obstáculo, al contrario, me pone contento saber que estoy peleando con jóvenes de veintipico. Yo sería el más grande en lo que es mi peso (-70k) y sin embargo les peleo a la par. Tengo el mismo cardio y la misma velocidad. Puede cambiar un poco la estrategia, pero lo demás no me influye. La edad no es una excusa para mí. Me siento bien, me siento fuerte y tranquilo”.