GENTE
25 de septiembre de 2023
LAS MEJORES HISTORIAS INSPIRADORAS.-
En una pequeña ciudad italiana, hace cientos de años, el propietario de un pequeño negocio debía una gran suma de dinero a un usurero. El usurero era un tipo muy viejo y de aspecto poco atractivo al que casualmente le gustaba la hija del dueño del negocio.
Decidió ofrecer al empresario un trato que le permitiera saldar completamente la deuda que tenía con él. Sin embargo, el truco consistía en que sólo se saldaría la deuda si él podía casarse con la hija del empresario.
No hace falta decir que esta propuesta fue recibida con una mirada de disgusto.
El usurero dijo que pondría dos guijarros en una bolsa, uno blanco y otro negro. La hija tendría que meter la mano en la bolsa y sacar una piedra. Si era negra, la deuda quedaría saldada, pero el usurero se casaría con ella. Si era blanca, la deuda también quedaría anulada, pero la hija no tendría que casarse con el usurero.
El usurero, de pie en un sendero lleno de guijarros en el jardín del empresario, se agachó y recogió dos guijarros.
Mientras los recogía, la hija se dio cuenta de que había cogido dos guijarros negros y los metió ambos en la bolsa.
Entonces le pidió a la hija que metiera la mano en la bolsa y cogiera una.
La hija tenía naturalmente tres opciones en cuanto a lo que podría haber hecho:
Sacó un guijarro de la bolsa y, antes de mirarlo, lo dejó caer “accidentalmente” en medio de los otros guijarros. Le dijo al usurero:
“Oh, qué torpe soy. No importa, si buscas en la bolsa la que queda, podrás saber qué guijarro he cogido”.
El guijarro que queda en la bolsa es evidentemente negro, y como el usurero no quería quedar en evidencia, tuvo que hacer como si el guijarro que dejó caer la hija fuera blanco, y saldar la deuda de su padre.
Moraleja de la historia:
Siempre es posible superar una situación difícil a través del pensamiento de la caja, y no ceder a las únicas opciones que crees que tienes para elegir.
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