OPINIÓN
7 de marzo de 2025
La teoría de los dos Cornejos y el espejo del poder

Eugenia Segura nos hace pensar , con una columna de opinión.
I
Un curioso juego de espejos se despliega ante los ojos de quien lo quiera ver. Las noticias de todos los portales muestran a un Caputo prepotear a un diputado Facundo Manes, en pleno congreso y frente a las cámaras. Caputo acusado de amenazas coactivas, dicen los titulares. Los videos, los testigos, las fotos lo confirman. El estallido de ira fue causado por el gesto de Manes de enarbolar una constitución nacional.
Imposible que no resuene en los oídos de quienes queremos que liberen ya al compañero Mauricio Cornejo, y el desprocesamiento de los compañeros luchar por tanta causa justa y noble haya sobre la tierra.
El Mauri es músico, teatrero, y comerciante de Uspallata. No le robó a nadie ni una criptomoneda, no recibió nunca un doble sueldo de ypf y del Ministerio de Ambiente y Energía, nunca estuvo imputado en Brasil por el caso Odebrecht. De hecho, no registra antecedentes, lo que de verdad se dice: ficha limpia. Por el contrario, tiene un largo historial de gauchadas. Sobre todo, tiene el don de hacerse amigo de todo el mundo, a la primera sonrisa. Lleva una semana preso, con una bota ortopédica y un cabestrillo, y ya se hizo amigo de todos sus compañeros de infortunio. Que por el contrario, sabemos que va a convertir cualquier momento, en una oportunidad para compartir un buen momento con otros. Eso es lo que hace el Mauri, con su sola presencia nomás, dondequiera que vaya. Mi amigo invencible, con ese superpoder.
II
Lejos de mí, del otro lado del espejo, veo dos fuegos arder. Uno, prendido por el mostro de Uspallata, arde con la nafta de una vieja rencilla de pueblo chico infierno grande. El otro, en la ciudad, quema expedientes en un galpón del Ministerio. No hay plata para comprarles una de esas lavadoras de trapos sucios, que reducen a papel confeti las páginas donde está escrita, o puede leerse entre líneas, la historia de la corrupción y las miserias humanas.
Poco y nada dicen los medios de este último fuego, de Torquemada al revés. Los expertos dicen que no explotó como si hubiera sido la causa una fuga de gas, entre muchos argumentos que hacen caer la coartada del “que parezca un accidente”.
En cambio, demasiado hablan del otro, demasiado tirado de los pelos: dicen de bidones molotovs, tuercen la historia hasta convertir al mostro y sus propios monstruitos interiores como si fueran los nuestros. Proyectan su sombra en nosotros.
Quienes estábamos ahí, podemos decir: el bidón molotov que usted está inventando, no explotó. Desde la otra vereda, en lo del Mauri, solo vimos un humito, que no pica ni arde, detrás de una patota, al otro lado de la calle. Al principio pensamos que eran gases lacrimógenos. Pero no, era una réplica exacta del que había activado el Mauri, minutos antes que son una eternidad, para salvarlo al Flavio de la golpiza salvaje que lo dejó sangrando, con el tabique roto. Que la historia lo recuerde así, enarbolando un matafuegos, en nombre del amor al agua y sobre todo, en nombre de la amistad.
III
Cornejo se apellida el gobernador, y Cornejo su preso político. Mientras uno se pasea por Canadá, ofreciendo puertas afuera, en ferias trasnacionales, a Mendoza como si fuera la oportunidad más grande del mundo mundial para hacer cráteres; el otro se hace amigos tras las rejas.
Puertas adentro, nos vende el proyecto como si fuera mini minería de minions, el xantato como si fuera “el detergente que usan las señoras en su casa”. Hay que ver lo que dicen las guías de transporte de esa sustancia: que es inflamable de la nada, explosivo y tan tóxico que, en caso de derrame, hay que manipularlo más o menos vestido de astronauta.
Para el Cornejo preso político, no hay puertas afuera: en una jugada canallesca, le negaron el apto psicofísico al hermano, con tal de no darle la domiciliaria. Dizque por “egocentrismo”, cuando en verdad desde que se lo llevaron, el hermano no se aparta del polo judicial donde permanece injustamente privado de la libertad, el Mauri. Quebrado en cuerpo pero no en alma.
Además de las amenazas, a Cornejo lo acusan con el artículo 213 bis del código penal, por “pertenecer a una agrupación que quiere imponer sus ideas por medio de la violencia o el terror”.
Adivine quién lea estas líneas a qué Cornejo. ¿Está difícil, verdad? No al Cornejo que quiere el cerro triturado y convertido en unas cuantas barras de cobre y oro. Al que quiere la cuenca completa del Río Mendoza Protegida. No al que quiere barro mezclado con agua y xantato, untado en 800 hectáreas sin impermeabilización, sino al que quiere un Parque para que venga más turismo y lo disfrutemos todos.
¿Quién quiere imponer sus ideas por medio de la violencia o el terror? ¿Qué significa el Mauri tras las rejas?
Coerción ideológica, está tipificado el delito del 213 bis, que quieren aplicarle a cualquiera que pertenezca a alguna agrupación, así no haya cometido ninguna falta o delito per se, por cualquier desmán que alguien random o infiltrado pueda cometer mientras estás ejerciendo tranquilamente tu derecho a la protesta.
Nos quieren meter miedo, con el Mauri preso, a los mansos mendocinos. En Mendoza le decimos manso! a todo lo que está bien. En Uspallata, cantamos “no tenemos miedo”, y eso también es ser manso.
IV
Compas apagan por él las velas de la torta del cumpleaños que pasó a la sombra, y no detrás de su tambor.
Y no hace falta decir cuál es el deseo que todos pedimos.
V
Que suelden bien sus huesos, que pueda cicatrizar en libertad. Cuan importante es la clavícula para un baterista, todo el ritmo descansa en la armonía de esos ejes del cuerpo. En la clavícula se apoya también la armónica, el charango, las tiras de la guitarra y el ukelele.
Con esos instrumentos expande el Mauri el sus ideas, que ni falta hace imponerlas, porque son buenas ideas. Agua pura y un Parque.
VI
Nulos de nulidad insanable, vienen a pasearse por el acto central de la vendimia. Después del susto que les dio ver la Constitución en enarbolada por un diputado que encima es neurocientífico, qué lástima que no les hizo un apto psicofísico cuando eran aspirantes al cargo, lo que nos hubiéramos ahorrado! Cabe preguntarse aquí por qué hay que pasar por un apto psicofísico de esos para cualquier laburo, hasta para alojar a un hermano, y no para ocupar un cargo de funcionario público, cuyas decisiones afectan millones de vidas.
En esa constitución enarbolada, hay un artículo 29 que, adivinen a qué Cornejo no le cabe: “El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las legislaturas provinciales a los gobernadores de provincias, facultades extraordinarias, ni la suma del poder poder público, etcétera etcétera.” Hasta que desemboca en la “responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria”. Cada apretón de manos, cada foto, facturan en dólares.
Hay un Cornejo al que, si le pones una constitución enfrente mientras le escaneas el cerebro, ni se inmuta. Que si le pones enfrente una ley 7722, el corazón le late más fuerte. Para el que la palabra bis quiere decir “tocate otra”. Está preso y, para más pistas, es al que no le cabe el artículo 214, ni el 215 del código penal.
Se dedica a la venta, precisamente, de productos regionales. A los que le gustaría ponerles un sello “hecho con agua pura de Mendoza”. Defendida por el pueblo del dominio extranjero o menoscabo de su independencia e integridad, cada vez que haga falta.
Que suene en todos los tambores el tambor del Mauri, que se iluminen los cerros por la cordillera, qué linda está.