24 de octubre de 2024
El enemigo silencioso de la mediana edad: ¿qué pasa en el cerebro cuando dormimos mal?
Un estudio publicado en la revista Neurology reveló que la falta del sueño o el mal descanso no solo afecta la energía diaria, sino que también podría acelerar el envejecimiento cerebral. Los detalles
A través del análisis de escáneres cerebrales y la aplicación de técnicas de aprendizaje automático, los investigadores lograron estimar la edad cerebral en función del encogimiento cerebral, un proceso natural que se acelera con el envejecimiento.
“Nuestro estudio, en el que se utilizan escáneres cerebrales para determinar la edad cerebral de los participantes, sugiere que la falta de sueño está relacionada con casi tres años adicionales de envejecimiento cerebral ya en la mediana edad”, explicó Cavaillès.
El estudio incluyó una muestra de 589 personas con una edad promedio de 40 años al inicio del proyecto. A lo largo de quince años, los participantes fueron evaluados en dos momentos: primero completaron cuestionarios detallados sobre su calidad de sueño al inicio y cinco años después, y finalmente se les realizaron exploraciones cerebrales tras quince años de seguimiento.“¿Tiene problemas para conciliar el sueño?”
“¿Se despierta varias veces durante la noche?”A partir de estas respuestas, los investigadores analizaron seis características clave del sueño: duración corta del sueño, mala calidad general, dificultad para conciliar el sueño, dificultad para mantenerse dormido, despertarse temprano y somnolencia diurna. La combinación de estas características permitió clasificar a los participantes en tres grupos según el número de problemas de sueño reportados.
Los resultados mostraron que, al comienzo del estudio, el 70% de los participantes estaba en el grupo con bajos niveles de problemas de sueño, es decir, reportaban una o ninguna característica de sueño deficiente. El 22% se ubicaba en el grupo de niveles medios, presentando entre dos y tres características de sueño deficiente, y un 8% de los participantes formaba parte del grupo con altos niveles de problemas de sueño, con más de tres características afectadas.Esta diferencia se volvió aún más marcada en el grupo con altos niveles de problemas, quienes presentaban una edad cerebral de 2,6 años mayor en promedio. Estos hallazgos son preocupantes, ya que sugieren que las consecuencias negativas del sueño deficiente pueden manifestarse mucho antes de lo esperado, afectando a personas en la mediana edad y no solo en la vejez.
Uno de los aspectos más llamativos del estudio fue que las personas con mayor deterioro cerebral eran aquellas que presentaban consistentemente problemas de sueño durante los cinco años de seguimiento inicial. Entre las características más problemáticas se encontraban la mala calidad general del sueño, la dificultad para conciliar el sueño, la dificultad para mantenerse dormido y el despertar temprano por la mañana, todas ellas asociadas a un mayor envejecimiento cerebral.El problema de la mala calidad del sueño no se limita solo a un grupo reducido de personas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el 40% de la población global tiene problemas para dormir. Dormir bien no solo es crucial para mantener un cerebro saludable, sino que también actúa como un protector de la salud general, reduciendo el riesgo de enfermedades y proporcionando la energía necesaria para afrontar las actividades diarias.Las recomendaciones actuales de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y la Sociedad de Investigación del Sueño de Estados Unidos son claras: los adultos deben dormir al menos 7 horas por noche para promover una salud óptima.
La privación de sueño puede tener efectos devastadores en la salud a corto y largo plazo. Puede afectar el metabolismo, el sistema cardiovascular, el sistema inmunológico, la producción de hormonas y la salud mental.
El doctor Diez advierte que la falta de sueño puede manifestarse en problemas como la irritabilidad, la ansiedad, la disminución de la capacidad para tomar decisiones y la memoria. Incluso después de una sola noche de mal descanso, las personas pueden notar una reducción en su rendimiento académico o labora, pero muchas veces no relacionan estos síntomas con la falta de sueño.Finalmente, aunque la recomendación es dormir al menos 7 horas, existen casos en los que dormir más de 9 horas puede ser adecuado, especialmente para jóvenes adultos, personas que están recuperando el sueño perdido o aquellas que padecen enfermedades. Si alguien tiene dudas sobre la cantidad de sueño que necesita, los expertos recomiendan que consulte con un médico para evaluar su situación particular.