21 de octubre de 2024
Chile, cinco años después
Las elecciones locales, que incluyen regiones y municipios, podrían cambiar el panorama político, ofreciendo una nueva oportunidad para corregir el rumbo del país tras los cambios que fueron consecuencia de las protestas desatadas en octubre de 2019
Fue un antes y después para Chile. Efectos visibles fueron que el gobierno de derecha, electo por la mayoría, se sumergió en la irrelevancia, el centro político que había gobernado en alianza la mayor parte de la transición a la democracia desapareció como alternativa hasta el día de hoy, y adquirieron una importancia que no habían tenido antes, aquellos que en la izquierda y la derecha se llamaban a sí mismos, herederos de Allende y de Pinochet, respectivamente. El consenso que la centroizquierda y la centroderecha buscaron durante 3 décadas fue reemplazado por la polarización.
En otras palabras, desafortunadamente la violencia había servido como “partera de la historia” en el decir de Carlos Marx, y el país ingresaba a un periodo experimental de cambio profundo, con dos intentos fracasados de transformación constitucional, y, sobre todo, con la aceptación de la violencia, el país corrió las fronteras de lo posible y lo aceptable. Chile descubrió que la supuesta “excepcionalidad” del país no era cierta, sino al menos discutible, habiendo traído más problemas que beneficios.
Carabineros, que casi en forma solitaria intentaba controlar el orden público, con los excesos que trae consigo enfrentar a turbas organizadas, sin el armamento y apoyo adecuado por parte de autoridades y del mundo político. Y más allá de los excesos conocidos, las instituciones policiales debieron además enfrentar la abierta hostilidad de algunos fiscales y jueces con ánimo más persecutorio que de justicia.
El gobierno de Piñera solo buscó sobrevivir, no hizo uso de todas sus facultades legales, seguramente para evitar mayor cantidad de denuncias nacionales e internacionales de lo que no era verdad, “la violación de derechos humanos”, en un país sensibilizado en este tema por las consecuencias de la dictadura de Pinochet. Piñera y su gobierno colaboraron con la inestabilidad al ofrecer lo que nadie le había solicitado, una nueva constitución.Es así como una mayoría hoy piensa que todo lo que ocurrió a partir del estallido del 18 de octubre fue para peor. Hoy, hay crisis de seguridad, fuga de capitales, caída en la inversión, deterioro educacional.
Chile pareciera también haber despertado de un sopor de auto flagelación, que no reconoció las ventajas que tuvo la democracia de los acuerdos en la estabilidad y progreso social que disfrutó en años anteriores.Las elecciones locales que incluyen regiones y municipios, podrían cambiar el panorama político, ofreciendo una nueva oportunidad para corregir el rumbo del país. Además, la figura de la ex presidenta Bachelet sigue presente en el imaginario político, indicando un posible futuro con perspectivas de cambio. Chile parece venir de regreso. Ojalá pueda aprovechar el impulso.
@israelzipper