OPINIÓN
14 de octubre de 2025
LA VIDA.-

Vencer el miedo no significa no sentirlo, sino mirarlo de frente y aun así avanzar.
El verdadero triunfo no está en no temblar, sino en atreverse a caminar con el corazón latiendo fuerte, con las dudas al oído, pero con la fe como guía.
Porque cuando das ese paso — aun con el miedo en los hombros — algo sagrado ocurre: descubres que eras más fuerte de lo que creías. Y cuando menos lo esperas, ya has cruzado aquello que tanto te detenía.
El miedo se disuelve en la luz del movimiento, en la decisión de seguir.
Atrévete, aunque la voz interior te diga que no puedes. Hazlo con temblor, con lágrimas si es necesario, pero hazlo.
Cada paso que das en medio del miedo es un acto de valentía divina, un recordatorio de que dentro de ti habita la fuerza del Espíritu, que no conoce límites ni barreras.
Y si el miedo vuelve, recuérdale quién eres: un alma valiente que ha aprendido que la fe no elimina el miedo, pero sí lo transforma en poder.
Colibrí Místico.-
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